.

2
10:25 p.m.
Se murió Bergman —le escribí. Se murió Antonioni. Qué mucho hemos perdido en tan pocos días, ¿no te parece? Su respuesta tardó en llegar. Pero llegó finalmente. Para entonces estaba ya ocupado en mi trabajo: qué mejor excusa para dejarlo de lado otro buen rato. Me tomé tiempo para revisar su mensaje. Ellos vencieron parcialmente a la muerte, justamente —leí que ella me había contestado. La muerte es inseparable de la vida. Quedé absorto un largo instante. Luego sonreí. Es verdad —pensé para mí mismo igual que si conversáramos sin hallarnos tan lejos. La muerte los había reclamado a ambos casi como por despecho. Y si la muerte es algo inseparable de la vida, no se puede procurar ciertamente una victoria más hermosa.

2 hay que todavía piden sangre: